Una de las tantas flexibilidades dentro del método científico, es que este se puede aplicar para cualquier ámbito en la vida del ser humano. Después de todo, en el mundo de la comercialización, se pueden adoptar los pasos coherentes para ello, empezando por la observación, la formulación de hipótesis, la ejecución de la experimentación, para después analizar los datos arrojados, con su reporte de hallazgos y finalmente, reproducir los resultados una y otra vez.

Lo normal es que las ventas de cualquier tipo, incluyendo la comercialización de toldos y sillas plegables, se vinculen con el velo de la practicidad diaria. ¿Por qué se debería al menos una vez, aplicar este método a nuestra manera de ventas diarias o mensuales?

Es común que a la venta se le considere una actividad caliente, algo que se tiene que hacer en ese mismo instante. Sin embargo, también posee un lado frío, al igual que la naturaleza del aspecto científico.

Observación y experimentación en venta de lonas y sillas plegables

La diferencia sustancial entre razonamiento y conocimiento, es que el primero se atenderá a la subjetividad e inexactitud, derivados de conocimientos superficiales que muchas veces resultarán impredecibles. Esto es normal usarlo en una deducción de ventas, de acuerdo al comportamiento que existe, y claro que se pueden hacer proyecciones o visiones de ventas futuras, pero hay que hacerlo lo más preciso posible con inducción científica.

Por otro lado, el conocimiento se cimienta sobre experiencias, en este caso de ventas, que son experiencias medibles y que se pueden reproducir una y otra vez. Es decir, existe empirismo, precisión y comparabilidad, que invariablemente llevará a predecir de mejor forma los eventos futuros dentro de un ámbito de comercialización.

Por lo tanto, para tratar de mejorar las ventas de toldos y sillas plegables, hay que atribuir al conocimiento y experiencias de los vendedores con sus clientes, pero basados en una observación objetiva, por más fría que está pueda resultar.

A veces es muy complicado tener una autocrítica de cómo se están comportando las ventas. En ese sentido, hay que aducir a la observación empírica. Un ejemplo que podría verse burdo, es qué tipo de vendedora o vendedor es más eficiente, sin contar el conocimiento o preparación que pueda tener. ¿Tiene que ver con el sexo, es decir, si es mujer u hombre? ¿Será por el color de pelo?

Es verdad que eventuales hipótesis, podrían sonar un tanto denigrantes y hasta estúpidas, sin embargo, es válido que esos planteamientos, pasen por lo menos, a través de una consideración científica.

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