¿Cuáles son esas sensaciones que nos llevan a estímulos de compra, que a veces nos llevan impulsivamente a consumir algo? El neuromarketing es el estudio o disciplina que ha estado ganando mucho terreno entre los estrategas comerciales y otros profesionales, que tratan de ligar un concepto científico del cerebro humano, y su relación con las ventas, donde a veces, se han visto resultados impresionantes.

De acuerdo a los estudios de neuroventas, que se podría decir es el tópico subsecuente del neuromarketing, todo producto y servicio tiene un por qué en la mente del consumidor. Por ejemplo, las sillas de camping… qué tanta comodidad percibiría el usuario. O el que busca un combo de sillas plegables con sus toldos, qué grado de aceptación percibirá de parte de las personas, para las que hace un determinado evento.

En la actualidad, tal vez sea mejor idea ir más allá de lo material, porque las estrategias y tácticas de venta actuales, posiblemente no sean suficientes para satisfacer la psique de un determinado nicho de mercado. Hay un dicho que es cada vez más claro: hay que vender a la mente y no a la gente.

Es por ello que las personas, cada vez más desean o requieren a un asesor de ventas, y no un vendedor común. Quizás sea porque el primero agrega un valor fundamental e intangible al emprendedor que requiere no solo producto de buena calidad, como lo es una lona bien constituida, sino hasta una especie de consejo e ideas del asesor. Lo mismo quieren percibir otras personas que no necesariamente sean empresarias, pero tal vez deseen que su hogar sea lo más reconfortante posible, para familia e invitados en el asado o carne asada, con sillas de camping o mesas botaneras de calidad.

La clave de todo esto, es cómo se le va a hacer para transmitir ese mensaje contundente al prospecto o potencial cliente, para convencerlo de que el producto que se le ofrece le conviene, dentro de todos los mensajes de publicidad que a diario están expuestas las personas. De hecho, se estima que al menos en una gran ciudad, un individuo estaría expuesto a 10,000 mensajes publicitarios diariamente; bombas de información que el ser humano solo digiere en pequeñísimos porcentajes. Siempre hay que buscar destacar dentro de todos esos argumentos de venta.

No hay que subestimar el poder del simbolismo que logra establecer las conexiones emocionales de un producto o servicio hacia el consumidor. Por ejemplo, las sillas de camping o bancos para bar desayunador, ofrecen lugar donde sentarse, que vendría siendo el concepto más lógico y objetivo, sin embargo, eso trasciende hacia la comodidad conferida a otro nivel, donde el cliente busca practicidad y cierto estatus.

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